Es extraño cuando se habla de la ausencia completa y permanente de una persona que ha estado allí desde que se tiene uso de razón o que se cruzó un prolongado tiempo en nuestro camino. Sin embargo, se encuentra una estadía de esta conciencia que nos acompaña hasta el final.
Una conciencia que habla con la nuestra, en nuestra cabeza, y para ser más romancista: en nuestros corazones.
Una conciencia que habla con la nuestra, en nuestra cabeza, y para ser más romancista: en nuestros corazones.