Muchas de estas situaciones no son
merecidas, hasta llegan a ser irracionales. Pero hay otros, quienes con
antelación, ya están preparados para lo peor.
Dejarse caer ante estas circunstancias, es un signo de
mediocridad y falta fuerzas para enfrentar a la vida, la cual siempre tiene una
prueba escondida. No es fácil encarar escenarios graves, como una enfermedad,
un accidente de magnitud o un fallecimiento, pero una buena actitud puede hacer
frente a malos ratos y sacar lo mejor de nosotros.
Esto no significa que debemos negar nuestros temores y
preocupaciones, con eso solo se lograría armar una bomba de tiempo. Para
enfrentar estas situaciones, debemos superarnos. Y para superarnos, debemos
aceptar que hay inseguridades en nosotros que, teniendo conocimiento de ello,
pueden ayudarnos a ser precavidos. Pero que si dejamos a rienda suelta, pueden
arroparnos.
Y tú, mi lector ¿Qué opinas?
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